MANUAL DE LA 3ra. EDAD capítulo #21
¿Cómo no sentirme bendecida y agradecida en el séptimo piso de mi cronología? si vivo con paz interior y en el entorno, tengo la certeza del deber cumplido con padres, hijos, mi sector profesional, congéneres y la sociedad que me ha reconocido desde el más humilde al más alto nivel
Sociedad a la que no le he fallado, gracias a los sólidos principios sembrados desde muy pequeña, aún en dolorosas carencias materiales.
Hoy en mi pequeño hogar, rodeado de plantas, flores y una especie de museo con premiaciones, proclamas y muestras de empatía en pergaminos, trofeos, placas y medallas, están las flores que perfuman dentro y fuera de mi hogar.
Es por lo que sugiero que dejen vivir la calificada “edad de oro” o tercera edad a sus mayores y contribuyan con su respeto y amor , escuchándolos, aunque a veces sus historias sean repetidas.
La abundancia trae lo mismo, Dios y el universo creado por este no se quedan con nada de nadie y las personas mayores son comprensivas, porque son sabias…pero no tontas, identifican el afecto real y lo valoran.
Los adultos merecen llegar a su tiempo otoñal cosechando la siembra de vida en las tercera, cuarta o quintas partes de sus vidas y para prolongarlas necesitan armonía, alegría y despreocupación por sus necesidades básicas, en lo que interviene o debe tener y asumir responsabilidad el estado, proveyendo sus medicamentos, alimentos, atención facultativa, incluyendo la de salud mental y lugares de distracción, en donde puedan también ejercitarse.
Me hace feliz el respeto de mis hijos y descendientes, además de mis hermanos y otros familiares, su sutileza al enviarme cosas que saben me hacen feliz, como libros, lentes solares con protección UV (rayos ultravioleta), una cama y almohadas adecuadas y cuando vienen se preocupan en arreglar y limpiar cosas para lo que me piden que por favor no me suba para hacerlas en escaleras…
debo incluir las nueras y yernos, a quienes he asimilado como hijos y los hermanos mayores, hijos de otra maravillosa madre, pero también míos de corazón.
Las personas adultas merecen y necesitan libertad de ser y hacer.
Desde el vientre fueron los padres quienes cuidaron de nosotros, hasta después de ser adultos, especialmente las madres, por lo que al llegar a la vejez, los hijos, demás descendientes y la sociedad perce; tienen la oportunidad de reciprocar y completar el ciclo tradicional de agradecimiento y de amor #zmf